La Araña en el librero

La Araña en el librero

viernes, 3 de febrero de 2017

La mariposa



Echado sobre el césped mirando como las nubes comienzan a separarse para que el sol te dé de llenos en los ojos, te enceguece y solo sientes la tibia brisa sobre tu cara mientras los ruidos disminuyen, estás tranquilo, dentro de ti la ansiedad que te dio el olor de la sangre se apacigua.


Dentro de la casa el cuerpo mutilado de tu padre en la cochera con una mueca de terror en su cara sin cuerpo, las huellas marcadas con sangre llevan a la cocina donde tu madre está muerta con un cuchillo en el cuello, el acre olor de su sangre impregna la cocina mientras la olla de sopa lentamente bulle y se derrama.


El televisor está prendido y mientras los chismes salen de ella, tu hermano de cinco años yace en el piso del baño abierto en canal desde el vientre hasta la boca con los intestinos de fuera aun convulsionando como si los últimos momentos de vida fueran su vida completa, tal vez su vida pasa ante sus ojos mientras la agonía llena de dolor lo hace cagarse por última vez.


Tú hermana mayor y su novio abrazados y semidesnudos, con las cabezas deshechas por el bate del número doce de aluminio, sexos expuestos, manchados de la sangre del otro con la expresión pétrea de deseo y terror, un poco de semen gotea del pene de él lentamente.


Afuera la tarde soleada está en su esplendor, llena de pequeños insectos invisibles llenos de felicidad. Lentamente una mariposa amarilla se posa en tu hombro haciéndote olvidar por completo tu terror lleno de odio, se posa ligera sobre ti, feliz de encontrar a alguien que comparte el amor por esa tarde que parece que nunca va a languidecer.


Poco a poco la tarde se llena de sirenas, automóviles y gritos, la mariposa, tu amiga, huye despavorida como presintiendo lo que va a ocurrir, con el mal humor de regreso te levantas usando la vieja escopeta de caza de tu padre como bastón, mirando sin ver a los policías que te gritan que bajes el arma, el recuerdo de tu hermana teniendo sexo genera una erección en ti y levantas la escopeta apuntando al poli más cercano, la tarde es bella y la mariposa lo sabe.

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