Cuando desperté
probablemente ya la tenía, si es que me fijé pensé que era mi escurridizo perro
huyendo otra vez con mis calcetines viejos hecho cual me ha obligado a usar
siempre uno de un color y otro de otro, antes de entrar en la regadera di el
primer toque de marihuana consuetudinario para poder soportar la primera parte
del día, cuando salí seguía sin darme cuenta hasta que al necesitar mi
rasuradora, una cola peluda, anillada en blanco y negro la alcanzó y se quedó
ahí estática teniendo tanto miedo de mi como yo de ella, pensé que eran los
efectos colaterales del tanto whiskey y marihuana así que decidí ignorarla y de
ser posible usarla hasta que mi viaje terminara que sería como a eso del
mediodía; seguí mi rutina normal, desayuné y quemé la cola al sacar el pan de
la tostadora y el tocino tenía un poco de pelos a la hora de comerlo pero de
ahí en más no hubo mayor problema.
Dando el medio día
sentado mientras veía la televisión me di cuenta de que el efecto de la
marihuana había pasado y mi cola… ¡MI COLA! Seguía ahí expectante de lo que
fuera a pasar, fue justo el momento donde decidí que no era mi pacheca y decidí
llamar a mi mejor amigo que trabajaba como cualquiera en un día cualquiera de
la semana sin esas grandes ventajas de ser un escritor ligeramente famoso; el
teléfono pitó tres veces –Instrumentos quirúrgicos Sánchez buenos días- - tengo
una cola de anillos blancos y negros con mucho pelo- -ah- dijo escuetamente
como si fuera una posibilidad esa mañana de lunes –en serio tengo una cola
peluda que hace cosas para mi- -pues…- entendí lo que me decía así que le
colgué y decidí salir al médico inmediatamente.
Durante el trayecto
se hizo patente que mi cola existía pero que más allá de ser algo increíble era
una molestia en el transporte, un par de veces palmeó la cara de personas y
estuvo decidida varias veces a constatar el tamaño de las tetas de un par de
chicas, por esto decidí bajar del transporte y caminar al médico pensando si no
era más obvio ir a un veterinario. Después de un rato de caminar decidí
sentarme en la vereda cansado ya, mi cola muy amablemente puso un cigarrillo en
mi boca mientras intentaba prender el encendedor –déjalo- le dije y tomé el
encendedor; sabía que debía ponerme en camino pero la sed fue más grande y
decidí tomar una cerveza y un whiskey y relajar el estado tenso en el que me
hallaba.
Al entrar a un bar
irlandés cercano, pedí una cerveza y un whiskey derecho y el barman poco
intrigado, preguntando por pura inercia me dijo -¿qué, esa chingadera qué?- -es
una cola- le respondí dando lo demás por hecho; él al parecer también lo dio
por hecho y siguió limpiando el vaso y viendo un partido de tenis.
Siendo como soy un
filósofo de la vida me puse a escribir un poema rápido en una servilleta
Si mi vida fuera la de cualquiera
Y la tristeza fuera una obediencia
En circunstancias cualquiera
Me sentaría en la vereda
Preso de los lenguajes sin pena
Y mi cola sería una situación cualquiera
No valía mucho, de
hecho no valía nada probablemente la publicaría en una revista sin mejor
crítica que mi nombre al final, mientras pensaba esto una chica que había
pasado desapercibida para mi hasta el momento se sentó a mi lado y me dijo con
un marcado acento sevillano –vaya chismecito tenéis ahí eh ¿creéis que le guste
follar?- -no sé supongo que sí, por lo menos no me la ha hecho de pedo por
tomar y eso ya dice mucho más de ella que de ti- ella sólo sonrío y comenzó a
acariciar la cola mientras la cola se dejaba querer y hacía que mi pene se
erectara un poco –qué te parece si averiguamos de cuanto puede servir- yo solo
acerté a pagar mi consumo y levantarme mientras ella agarrando firmemente mi
cola me guiaba a la salida; después de todo una cola podría ser más útil de lo
que podría haber pensado.
Sabes quien mato a el bistec ?
ResponderBorrarLa cesina aja jaja arañitano
Eso último no fue burla
Soy el chapo guzmán :(