Heinrich
Karl Bukowski nació el 16 de agosto de 1920 en Renania y desde que conocí su prosa
fácil y su existencialismo velado me considero un fanático no solo de su forma
de escribir sino de él como persona, así es que el día de su cumpleaños me
levanto temprano porque mi familia desde muy temprano me recuerda que es el
cumpleaños de Hank, por ser un día especial desayuno con cerveza a pesar de los
ojos de reproche de mi madre; escucho un poco de Wagner o de Bach mientras me
baño y al salir tomo mi segunda cerveza ya sin reproche pues mi madre se ha
ido, leo “Música de cañerías “ que es mi libro favorito, no falta el amigo que
igual que yo lee a Buk y me invita un par de cervezas bien frías, discutimos
sobre su mejor relato corto y su peor poema y viceversa, imagino mi imaginario
viaje a Cali y el tour por los lugares donde Henry se emborrachaba, las
locaciones de “Barfly”. Estoy en mi cuarto y observo a los ojos el afiche de Buk
y me reprocha, me regaña -¿por qué vives cómo esclavo? ¿por qué bebes como
señorita? No sabes escribir, eres un esclavo- me enojo y golpeo la pared,
escucho Weedwater y fumo un porro sólo porque a Henry Charles Bukowski no le
gustaba el efecto de la marihuana, lo veo con furia y le digo -tú qué sabes si
tu padre te golpeaba, eras feo y bueno para nada, debiste morir de la úlcera,
el internet te ha comido, sólo eres frases para presuntuosos que no te diferencian
de Paulo Coelho o de Vargas Llosa ¿tú qué sabes?- lo miro ya sin odio mientras
lloro, me mira beatífico y hacemos las paces como viejos amigos, mi
madre y mi padre llegan con regalos del día de Bukowski, una camisa y un
reloj, a lo largo del día más gente me felicita por el día de Buk, el
cine me regala entradas dobles por ser el día de Hank, más cervezas y un poco
de Mozart, leo en voz alta un par de relatos de “Hijo de Satanás” para mis amigos, ellos
ríen mientras les cuento que Hank fue virgen hasta los 23 y se cogió a una
gorda, una chica de ojos bonitos que tal vez no es mí Linda pero hace un gran
esfuerzo por serlo me regala más cosas hoy en el día de Henry Charles Bukowski.
La noche se va oscureciendo y ahora vuelvo a Wagner, ya todos se han ido, mis
padres duermen, mis amigos duermen, Ojos bonitos duerme, la ciudad duerme y
Charles y yo nos vemos a los ojos mientras suena Wagner, fue un buen día de Bukowski
que, incidentalmente, también le da por ser mi cumpleaños.