La Araña en el librero

La Araña en el librero

viernes, 4 de mayo de 2018

La farsa

Y de pronto te das cuenta que tener un amor imposible simplemente pasa para evitar sentirte tan solo, observas su foto, observas sus rasgos y te das cuenta que estás enamorado de una fantasía que creaste para no sentirte tan solo, para no morir sabiendo que no amas a nadie y lo que es peor, nadie te ama a ti y entonces la vida se hace más ligera pero por lo mismo más vacía y volteas a ver la luna y ya no significa nada y volteas a ver tú vida y el pasado ya ni significa nada y te das cuenta que todo ese dolor en tu existencia fue un espejismo en un infinito desierto de personas, querías aferrarte a la vieja esperanza de que aún sientes, de que hay algo afuera para ti pero vuelves a ver la foto y piensas en todo lo que realmente viviste con ese amor imaginario y sabes que no es amor, es sólo un deseo enorme de no pernoctar sólo, de tener aunque sea una mujer imaginaria que tiene todo lo que tú quieres pero está con alguien más  y te buscas convencer que el puto destino tiene algo que ver en todo cuando simplemente eres tu creando castillos de viento que sólo están ahí para hacer de tu vida algo menos miserable. Es como cuando te enamoras en cada maldito transporte público sólo por hacer ameno tu viaje, un viaje que después de todo es tedioso sin imaginar tu vida sin cualquier par de buenas piernas o un par de tetas dentro del pesero, nos enamoramos porque nos hastiamos de la vida, de nosotros mismos, inventamos amores ajenos porque estamos hartos de amarnos a nosotros mismos y necesitamos un vacío, algo que nos lleve más allá, algo que potencie nuestra soledad, nos enamoramos porque cada día es más difícil despertar viendo la misma cara, la tuya frente al espejo, nos enamoramos porque estamos hartos de nuestras propias manos para masturbarnos y necesitamos ponerle los cuernos a nuestro propio cuerpo . Me veo en el espejo y sé porqué estoy enamorado de ella, estoy enamorado porque necesito algo bonito para olvidar que tan feo soy, por dentro y por fuera, te necesito porque tú demuestras que tan mala es mi vida y lo infinitesimalmente mejor que podría ser a tu lado y, a pesar de todo, adoraba estar enamorado de ti aunque sea de lejos porque aún siendo una farsa yo podía mejorar contigo, aunque eso haya sido una farsa. 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Día de Bukowski


Heinrich Karl Bukowski nació el 16 de agosto de 1920 en Renania y desde que conocí su prosa fácil y su existencialismo velado me considero un fanático no solo de su forma de escribir sino de él como persona, así es que el día de su cumpleaños me levanto temprano porque mi familia desde muy temprano me recuerda que es el cumpleaños de Hank, por ser un día especial desayuno con cerveza a pesar de los ojos de reproche de mi madre; escucho un poco de Wagner o de Bach mientras me baño y al salir tomo mi segunda cerveza ya sin reproche pues mi madre se ha ido, leo “Música de cañerías “ que es mi libro favorito, no falta el amigo que igual que yo lee a Buk y me invita un par de cervezas bien frías, discutimos sobre su mejor relato corto y su peor poema y viceversa, imagino mi imaginario viaje a Cali y el tour por los lugares donde Henry se emborrachaba, las locaciones de “Barfly”. Estoy en mi cuarto y observo a los ojos el afiche de Buk y me reprocha, me regaña -¿por qué vives cómo esclavo? ¿por  qué bebes como señorita? No sabes escribir, eres un esclavo-  me enojo y golpeo la pared, escucho Weedwater y fumo un porro sólo porque a Henry Charles Bukowski no le gustaba el efecto de la marihuana, lo veo con furia y le digo -tú qué sabes si tu padre te golpeaba, eras feo y bueno para nada, debiste morir de la úlcera, el internet te ha comido, sólo eres frases para presuntuosos que no te diferencian de Paulo Coelho o de Vargas Llosa ¿tú qué sabes?- lo miro ya sin odio mientras lloro, me mira beatífico y hacemos las paces como viejos amigos, mi madre y mi padre llegan con regalos del día  de Bukowski, una camisa y un reloj, a lo largo del día más  gente me felicita por el día de Buk, el cine me regala entradas dobles por ser el día de Hank, más cervezas y un poco de Mozart, leo en voz alta un par de relatos de “Hijo de Satanás” para mis amigos, ellos ríen mientras les cuento que Hank fue virgen hasta los 23 y se cogió a una gorda, una chica de ojos bonitos que tal vez no es mí Linda pero hace un gran esfuerzo por serlo me regala más cosas hoy en el día de Henry Charles Bukowski. La noche se va oscureciendo y ahora vuelvo a Wagner, ya todos se han ido, mis padres duermen, mis amigos duermen, Ojos bonitos duerme, la ciudad duerme y Charles y yo nos vemos a los ojos mientras suena Wagner, fue un buen día de Bukowski que, incidentalmente, también le da por ser mi cumpleaños. 

viernes, 24 de marzo de 2017

Vicarios



Indolente los miro pasar, la regularidad acompasada de mis respiraciones es lo que hace notar que mi cuerpo vive, solo, observando minuto a minuto a las personas pasar, escucho, leo, percibo el panorama, exijo mi paga cual si fuera una limosna para un pobre ciego, exijo lo mío y mientras eso pasa me convierto en un personaje relevado, sin importancia ni condiciones, conozco tus secretos, podría llevarte al final del arcoíris que ahora vives, podría ahorcarte hasta que sepas que soy la luz y la oscuridad en tu vida pero… indolente los miro pasar, a través de pantallas y pequeños hoyos de cerraduras, espío tus secretos mientras debajo de mi respiración comienza a surgir una carcajada llena de cinismo y vanidad, hace eco en tus pensamientos, brota por cada uno de los poros como si fuera sangre, espesa, caliente y llena de tu vida que se va yendo poco  a poco hasta que notas que estás solo. Todos los sentimientos se convierte en una masa informe mientras se van volviendo arcilla, mientras se van secando y ahí quedan, llenos de grietas, ocultando muchas voces desesperadas, mientras se hace polvo todo comienza a renacer en ti, pero ya es demasiado tarde, como van naciendo van muriendo, faltos de esencia y de verdad, todo lo que llegas a sentir son reminiscencias de algo que se quedó atrás y tu no miras atrás, porque la pestilencia del futuro logra que sigas adelante, mirar atrás se vuelve idiota, reconocer las voces del pasado solo genera furia ciega, un latido entre toda tu respiración, un latido que recorre tu cuerpo pero no es un latido de vida, es un latido que te recuerda que tu mano es la única que debes tomar mientras ahorcas los sinsentidos de la vida de los demás. Indolente los miras pasar y dentro de ti la necesidad de matar al mundo con tus manos y tu ausencia es lo único que te mueve a vivir, a vivir una vida llena de meditabundos y efímeros momentos donde los demás no importan, solo su sufrimiento y la forma en la que tienen que pagar que mientras tú los observas ellos solo te observan a ti y por eso deben pagar, porque al mirarnos solo somos extraños en el camino y por eso, por ese maldito instante donde tu pierdes tu importancia los demás deben pagar y tu solo observas como la vida se va de ellos y como su sufrimiento pondrá una sonrisa en tu cara y esa sonrisa será su lápida y epitafio. Toma una oportunidad y cuando ésta esté enfrente de tu nariz, desperdíciala, gástala con reproches y malos recuerdos, evítala con miedos profundos y busca los mejores pretextos, ubícala en el punto más bajo de tu vida y habla de ella como si nunca hubiera existido, niégala y prométete que si vuelve a pasar frente a ti la volverás a dejar ir, has que todos los sueños se entierren con ella y con las demás oportunidades perdidas.

martes, 21 de marzo de 2017

Paranoia



Sintiéndome extrañamente solo
Lo agradable pasó y dejó esa sensación
Un vacío tal vez fuera de proporción
Perturbador silencio de extraña voz.

Camino absurdo lleno de frustración
Sueño de fría noche de invierno, sin pasión
Veo el sol caer cual testigo sin Razón
No hay camino sin dolor, solo testigos de la pudrición.

Solíamos tomarnos de la mano corazón
Solíamos pertenecer a nosotros como tu a mí
La paranoia me ciega, me destruye, me congela
Y no estás a mi lado y no compartes la condena.

Presuntuosos seres sin entrañas
Maliciosas máquinas llenas de patrañas
Oscuros manipuladores caminantes de la nada
Perturbadores seres que sin armas dañan.

Sueño de una fatídica noche de verano
Soy el presunto culpable de mi mente rancia
Perdido en cabeza ajena, sin respeto, sin deber
Abrumado camino solo, por un loco sendero de pena.

lunes, 20 de marzo de 2017

Peluda, anillada en blanco y negro



Cuando desperté probablemente ya la tenía, si es que me fijé pensé que era mi escurridizo perro huyendo otra vez con mis calcetines viejos hecho cual me ha obligado a usar siempre uno de un color y otro de otro, antes de entrar en la regadera di el primer toque de marihuana consuetudinario para poder soportar la primera parte del día, cuando salí seguía sin darme cuenta hasta que al necesitar mi rasuradora, una cola peluda, anillada en blanco y negro la alcanzó y se quedó ahí estática teniendo tanto miedo de mi como yo de ella, pensé que eran los efectos colaterales del tanto whiskey y marihuana así que decidí ignorarla y de ser posible usarla hasta que mi viaje terminara que sería como a eso del mediodía; seguí mi rutina normal, desayuné y quemé la cola al sacar el pan de la tostadora y el tocino tenía un poco de pelos a la hora de comerlo pero de ahí en más no hubo mayor problema.

Dando el medio día sentado mientras veía la televisión me di cuenta de que el efecto de la marihuana había pasado y mi cola… ¡MI COLA! Seguía ahí expectante de lo que fuera a pasar, fue justo el momento donde decidí que no era mi pacheca y decidí llamar a mi mejor amigo que trabajaba como cualquiera en un día cualquiera de la semana sin esas grandes ventajas de ser un escritor ligeramente famoso; el teléfono pitó tres veces –Instrumentos quirúrgicos Sánchez buenos días- - tengo una cola de anillos blancos y negros con mucho pelo- -ah- dijo escuetamente como si fuera una posibilidad esa mañana de lunes –en serio tengo una cola peluda que hace cosas para mi- -pues…- entendí lo que me decía así que le colgué y decidí salir al médico inmediatamente.

Durante el trayecto se hizo patente que mi cola existía pero que más allá de ser algo increíble era una molestia en el transporte, un par de veces palmeó la cara de personas y estuvo decidida varias veces a constatar el tamaño de las tetas de un par de chicas, por esto decidí bajar del transporte y caminar al médico pensando si no era más obvio ir a un veterinario. Después de un rato de caminar decidí sentarme en la vereda cansado ya, mi cola muy amablemente puso un cigarrillo en mi boca mientras intentaba prender el encendedor –déjalo- le dije y tomé el encendedor; sabía que debía ponerme en camino pero la sed fue más grande y decidí tomar una cerveza y un whiskey y relajar el estado tenso en el que me hallaba.

Al entrar a un bar irlandés cercano, pedí una cerveza y un whiskey derecho y el barman poco intrigado, preguntando por pura inercia me dijo -¿qué, esa chingadera qué?- -es una cola- le respondí dando lo demás por hecho; él al parecer también lo dio por hecho y siguió limpiando el vaso y viendo un partido de tenis.

Siendo como soy un filósofo de la vida me puse a escribir un poema rápido en una servilleta 

Si mi vida fuera la de cualquiera
Y la tristeza fuera una obediencia
En circunstancias cualquiera
Me sentaría en la vereda
Preso de los lenguajes sin pena
Y mi cola sería una situación cualquiera

No valía mucho, de hecho no valía nada probablemente la publicaría en una revista sin mejor crítica que mi nombre al final, mientras pensaba esto una chica que había pasado desapercibida para mi hasta el momento se sentó a mi lado y me dijo con un marcado acento sevillano –vaya chismecito tenéis ahí eh ¿creéis que le guste follar?- -no sé supongo que sí, por lo menos no me la ha hecho de pedo por tomar y eso ya dice mucho más de ella que de ti- ella sólo sonrío y comenzó a acariciar la cola mientras la cola se dejaba querer y hacía que mi pene se erectara un poco –qué te parece si averiguamos de cuanto puede servir- yo solo acerté a pagar mi consumo y levantarme mientras ella agarrando firmemente mi cola me guiaba a la salida; después de todo una cola podría ser más útil de lo que podría haber pensado.

viernes, 3 de marzo de 2017

Día de lluvia



Léase mientras en tu estéreo se repite


Ríos de lluvia caían por tu ventana, tu solo acertabas a mirar las gotas más lentas, veías como resbalaban lentamente, sin ninguna prisa, la tarde languidecía y afuera los ruidos de la ciudad se daban una tregua ante la lluvia, demasiado jaleo siempre, demasiadas personas siempre, demasiada mierda siempre. Algún rayo salvador había deshecho el transformador y había sumido la colonia en la tranquilidad que solo la falta de energía eléctrica podía dar.


Lentamente el sol se ocultó mientras que afuera seguía lloviendo y tu, detenido en un nudo de tiempo solo acertabas a ver las gotas resbalar, nada ni nadie te impedía sentarte ahí con tu cigarro y relajarte, sentir como tus miembros entraban en una somnífero y tranquilo entumecimiento en la casi oscuridad en la que toda la ciudad se sumía, al igual que tu corazón, al igual que el corazón de miles de personas en la ciudad.


La vista desde el decimo piso siempre fue perturbadoramente atrayente, de pronto la luz regresó y a lo lejos escuchaste una canción en un estéreo ¿qué canción es? Piece of my heart de Janis, una perra sabia esa Janis, sabía disfrutar la tristeza, sabía lo que valía el dolor en el corazón. Te levantaste y llenaste a la mitad tu vaso con Jack, buscaste una cajetilla nueva de cigarrillos y volteaste a ver la ventana, llovía de nuevo, sin furia, solo el rumor de las gotas cayendo hacía tangible la lluvia.


Te volviste a sentar viendo la lluvia, sorbiste lentamente el whiskey, sentiste esa deliciosa sensación de fuego en la garganta, abriste la puerta del balcón, aspiraste el aire limpio, frio y triste que venía con la lluvia, una gota cayó en tu mano y pensaste ¿qué se siente, qué sentirán las gotas al caer y deshacerse en miles de ellas mismas, cada vez más chicas, hasta casi no existir, a lo lejos la canción se repetía una y otra vez “take another Little piece of my heart now baby…” una perra sabia esa Janis, no cabía duda.


Terminaste el vaso de Jack y saliste a sentir la lluvia en tu rostro, a sentir como cientos de gotas explotaban en todo tu cuerpo, en tu cara, en tu pecho, cerca de tu corazón, con la muerte de cada gota tu cabeza se enfriaba y el dolor sucumbía a la belleza de la muerte de mil gotas. Subiste al barandal del balcón ¿qué sentirán las gotas al caer y despedazarse? Viste al cielo y te dejaste caer, tus últimos dos pensamientos fueron ella no merece mi muerte y ¿qué sentirán las gotas al caer y despedazarse?